Por Rocío García
Hace ya meses que me presenté, os conté cómo llegué a estar disfrutando de la vida que tengo a día de hoy y prometí que dejaría de hablar de mi. Que contaría mi historia a través de otros “expatriados temporales”. Aquí va la primera. Una muy especial.
Hay padres y… PADRES!
«Vámonos de viaje a Asia, vámonos de mochileros, vámonos a conocer nuevas culturas. Ariel, prepara tu mochila que nos vamos los tres.»
Hay padres que cuando les dices que vas a hacer algo distinto, atrevido, desconocido se echan las manos a la cabeza y hay PADRES que te enseñan que la vida tiene que estar llena de experiencias distintas, atrevidas, nuevas.
Ariel tiene 11 años y es uno de esos niños afortunados con padres de los que te enseñan a vivir. Llegaron los tres a Koh Tao y cuando decidieron regalar a su hijo experimentar algo nuevo me hicieron un gran regalo a mí también: permitirme que se lo mostrara yo. Sí, ¡buceamos juntos!
Contar lo que vamos a hacer a los ojos vivos, ilusionados, exprimidores de Ariel fue toda una gozada. Enseñarle el equipo de buceo, explicarle cómo lo iba a usar, cómo iba a poder respirar bajo el agua y, lo major, la vida subacuática que iba a ver de cerca gracias a usar ese equipo. Ariel ya venía enamorado de los peces así que me es imposible describir lo que pude disfrutar ese rato… ¡imaginad bajo el agua!
Ariel fue la estrella del barco ese día, y su paso al agua fue un paso de felicidad para todos los que le rodeábamos en ese momento. No podéis imaginar la facilidad con la que hacía lo mismo que a adultos les supone todo un reto, cómo perseguía a los peces como si fuera lo más maravilloso que habían visto sus grandes ojos negros en sus 11 años de vida… ¡Indescriptible!
Si bucear por primera vez es una experiencia inolvidable, poder hacerlo siendo niño cuando aún todo es divertido, fácil, excitante, es todo un lujo.
Gracias a esos padres que están dispuestos a sacrificar ciertas comodidades y parte del presupuesto para hacer que sus hijos vivan, crezcan, conozcan, aprendan… Y sobre todo GRACIAS por dejarme formar parte de esto.
Cada día, cada vivencia, cada persona que viene y nos permite mostrarle el mundo submarino convirtiéndose expatriado de la tierra nos hace un regalo. Seguiré contando historias y, quién sabe, quizás en alguna seas tú el protagonista. Te espero.
Texto y fotos
Rocío García
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No dejas de asombrarnos, hoy con tu relato del pequeño Aries, que seguro te recordará toda la vida, pues una experiencia como esta se queda grabada en la memoria, pero también en el corazón
No dejes de seguir contando tus experiencias tanto como gran buceadora y empresaria que eres, como humana con esas vivencias especiales que te hacen sentir todos y cada uno que llega al la BOMBONA, felicidades