Vivir en Jebel Weibdeh

Por Laila M. Rey

Al Weibdeh es uno de los barrios más antiguos de la capital del Reino Hachemita. Amman había permanecido prácticamente desierta durante siglos hasta que un grupo de circasianos originarios del Cáucaso se instalaron en 1878. Durante las siguientes cuatro décadas, lo que era un pueblo se fue transformando poco a poco en una ciudad, sobre todo después de que se construyera el tren de Hejaz que unía a Damasco con los lugares santos de la Meca y la Medina bajo la dominación del Imperio Otomano.

En 1921, Amman se convirtió en la capital del Emirato de Transjordania y creció más allá del casco histórico. Las casas comenzaron a escalar las montañas que rodean el anfiteatro romano, desafiando la gravedad y suponiendo un reto para la arquitectura moderna. Al término de 1960, Al Weibdeh se había convertido en lugar de residencia privilegiada para los embajadores.

A partir de los años 70, las familias acomodadas comenzaron a trasladarse a los barrios más nuevos y el área se convirtió en residencia de una variopinta población. De aquel tiempo de oro Al Weibdeh conserva las casas señoriales y esos jardines selectos que adornan los patios, las entradas y los portales. Es aquí donde se ubica una de las mezquitas más importantes de Jordania, la Mezquia Azul o del Rey Abdullah.  Su construcción, que terminó en 1989, está dedicada al Rey Abdullah Bin Al-Hussein, primer monarca de la nación independiente de Jordania y propulsor de Amman como la capital del Reino.

Frente a la imponente cúpula azul del recinto, cruzando la carretera, se encuentra la Iglesia ortodoxa de Amman. La reconoceréis por la cruz roja en la balaustrada visible a kilómetros de distancia. Cerca de allí, bajando hacia el barrio de Abdali, se encuentra la Iglesia Católica. Muchos de los residentes del barrio son cristianos. Se estima que este colectivo forma alrededor del 5% de la población jordana. No hay más que pasear por el barrio para encontrar lugares ligados a este culto religioso, como la escuela de Terra Santa o locales donde venden crucifijos y estatuillas.

Alweibdeh es conocido sobre todo por sus centros culturales. El pulmón del barrio es la Galería Nacional de Bellas Artes, compuesto por varios edificios unidos por el parque del museo nacional –de los pocos con los que tropezarás-. La galería está destinada a promocionar el arte de los países en desarrollo.

Paseando por allí encontré un regalo del distrito de Granada al pueblo jordano: una fuente de mármol inspirada en las reliquias de la Alhambra. Aunque se encuentra en buen estado de conservación, no parece reparar la atención de los jordanos: está escondida entre unos arbustos, hay pedazos de yeso a su alrededor y no fluye ninguna corriente de agua.

Darat al Funun es otro de los lugares predilectos de los intelectuales de Amman. Compuesto por varios edificios de los años 60 y un gran jardín, alberga colecciones de arte y durante el verano se celebran conciertos de música al aire libre gratuitos. Lugar de encuentro para los jordanos más exigentes: estudiantes de arte, futuros arquitectos, amantes de la música… Otros ejemplos de estos espacios culturales son Dar Alanda o el Makan Art Space.

Por si todo eso no fuera suficiente, en el barrio se encuentra también el Instituto francés, centro educativo ligado a la embajada francesa donde se ofrecen cursos tanto de francés como de árabe. Cuenta con una cafetería y una biblioteca donde acuden los estudiantes con asiduidad. El Instituto ha dado nombre a la rotonda donde se ubica, conocida como Duar Paris. Es una zona bastante conocida por los expatriados, llena de cafeterías con WIFI y restaurantes.

Un dato que puede interesar. En la rotonda encontraréis El Cafe de Paris, lugar de encuentro que cuenta con un corcho frente a la puerta donde suelen colgarse carteles de intercambio de idiomas o búsqueda de compañeros de piso. Otro lugar donde se hace lo mismo es en Books@Café, situado cerca de la calle Rainbow.

Al Weibdeh ha permanecido hasta ahora como un lugar tranquilo donde residir para los expatriados aprovechando la cercanía de centro histórico, a tan sólo 20 minutos bajando por una de las múltiples escaleras que descienden como cascadas al balad. También es uno de los barrios que no cuenta con un gran centro comercial, situados en la periferia como Makka Mall o City Mall.

Pero el auge de nuevos negocios está atrayendo las aglomeraciones de coches, aumentando el ruido y la contaminación. Para que el barrio resista el envite de la construcción sin medida, es necesario respetar la edificación ya existente y para su conservación, es vital mantener la limpieza de las calles.

Cada mañana que salgo a correr por Jebel Al Weibdeh observo a las monjas apresurarse hacia la puerta de Terra Santa, los niños cantando el himno matutino en el patio y a los bangladesíes saliendo de un hostal soñolientos. Mientras esperan en fila con sus cascos puestos al autobús del trabajo se quedan mirando a la mujer con mechas rubio platino al viento del otro lado de la acera.

Mundos paralelos, tan lejos… y tan cerca.

Autora Laila M. Rey

laverdadtrasvisible.blogspot.com @laila_mu

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