Por Silvia Sánchez.
Intento recordar cuándo fue la última vez que escribí. Cuántas veces he abierto este documento para volver a editarlo una y otra vez. Borrar, añadir otro párrafo. Cambiar el orden. Borrarlo todo otra vez. Mirar la pantalla en blanco, buscando la inspiración que por un extraño motivo solo me visita después de un par de copas de vino…Son las diez de la noche, pero sin copa de vino en la mano.
Con dificultad recuerdo mi última noche en Madrid, hace casi cinco años y medio. Jugando con mi perro, hablando con mis hermanas. Algunos mensajes de despedida. La maleta sin hacer por culpa de esa emoción que te embarga antes de cualquier viaje.
Aquí, ahora, dos gatas a los pies de mi cama, mi bebé a un metro de distancia y mi -espérate que aún no me acostumbro- futuro marido al otro lado del colchón. Cookie se me acerca ronroneando. No hay manera de contaros todos los cambios del último año y medio. Bromeo con mi hermana , “ya no sé hablar”. Y escribir menos.
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