Por Natividad Gálvez
Tener una familia y cuidar de ella conlleva muchas renuncias, si no que se lo digan a Mónica Oriol que ella lo sabe bien. Yo no tengo a otra mujer interna emigrante por cada uno de mis hijos, sino que la que tuve que emigrar fui yo. Quizá y entre otras cosas porque en mi país, además de estar en edad fértil, se consideraba que sobrábamos algunas personas que ya no podíamos ser explotadas con facilidad; así que en mi caso y en el de miles de mujeres, solo tuvimos que renunciar a nosotras mismas como profesionales y trabajadoras remuneradas. Nada más que lo que siempre había sido, antes y después de ser madre. (más…)