Por Adrián Badía
El avión aterriza más bruscamente de lo normal. Ha sido, aún así, un vuelo tranquilo. Muchos asientos iban desocupados y el desembarco es ágil y fluido. La T2 del Prat está prácticamente vacía, así que se forman pocas colas en el control de pasaportes y la gente circula rápida hacia la salida, donde no hay prácticamente nadie esperando.
Ha sido el sexto viaje a Londres en menos de un año. La empresa organiza las reuniones trimestrales de ventas de tal manera que siempre se puedan enlazar con el fin de semana, y de esta manera queda a elección del empleado poder reservar el vuelo el viernes y disfrutar -a su cuenta desde el momento del aterrizaje, por supuesto- de dos días más en la urbe londinense. Buena cuenta sabe el que ha seguido este blog alguna vez que siempre hago uso de dicho privilegio. Así que ésta no ha sido menos. ¿Eh, Angie? (más…)