El rosal del jardín se despereza tras el invierno. Parece mentira que aquel arbusto anodino, a pesar del frío y la nieve de estos meses, luzca ahora esas brochas de color rojo pasión. Cada mañana que miro por la ventana, un nuevo capullo abierto regala su néctar a los insectos que vuelan excitados entre sus ramas. (más…)