Contando la historia de los expatriados de África

Los últimos años de Isabella Alexander han sido un constante movimiento, el que le marca el devenir de los tres protagonistas de su documental, Phino, Kia y Bambino, tres personas reales que dejaron sus hogares en Mali, Sierra Leona y la República Democrática del Congo para enfrentarse a un camino de miles de kilómetros en busca de una vida digna en Europa.

Isabella nos responde desde Mali, donde está grabando las últimas escenas del documental The Burning.

Además de Mali y Marruecos, ¿en qué otros lugares has estado grabando?

Hasta ahora hemos grabado en Marruecos, Libia, Guinea Argelia, Mali, Sierra Leona y la República Democrática del Congo.

En concreto, en Marruecos, estuviste cerca de Ceuta y Melilla, ¿verdad?

Sí, normalmente nos establecemos en las afueras de una de las dos ciudades, en alguno de los campamentos de Nador o el monte Gurugú, [ambos están situados en suelo marroquí, pero a una distancia muy próxima de Melilla] o en alguno de los campamentos que hay junto a Ceuta.

He visto las fotografías que has tomado allí. En ellas se observa claramente cómo los habitantes de estos campamentos confían en ti, se nota que se sienten cómodos a tu lado, ¿cómo has conseguido que te aceptaran en un campamento donde se vive en unas condiciones tan complicadas? 

Creo que es una cuestión de tiempo, en mi opinión ese es el único secreto. Fui a Marruecos por primera vez en 2007 para trabajar con la población inmigrante y he vuelto varias veces cada año desde entonces, lo que en total supone años enteros trabajando en los campamentos, aprendiendo sobre el tema y he podido notar cómo la comunidad se ha ido abriendo a mí gradualmente. Al principio, por supuesto, supuso un reto ganar su confianza, lo que en resumidas cuentas sucede cada vez que estás haciendo un nuevo amigo: tienes que estar ahí el tiempo suficiente como para que las personas confíen en ti y vean que estás con ellos por las razones adecuadas. Ahora ya estoy en el punto en el que tengo suficientes buenos amigos y contactos en estas comunidades que, incluso cuando aparezco para trabajar en nuevos lugares, la gente ha oído hablar de mí, así que me resulta mucho más sencillo ganarme su confianza y trabajar con ellos. En cualquier caso, para trabajar en estos campamentos influyen otros actores, porque hay una presencia constante y numerosa de la policía marroquí.

¿Te resulta complicado trabajar en esas circunstancias?

Necesitas conocer ese círculo. También hay un anillo de contrabandistas que tiene mucho poder en esos espacios. Además de con los inmigrantes, es necesario conocer al resto de actores que ejercen roles bien diferenciados.

¿Sueles encontrarte con las mismas personas en los campamentos?

Sí, hay gente que se queda en los campamentos durante una temporada, pero también hay llegadas constantes, siempre hay gente nueva siempre y otros que se han marchado. La gente en los campamentos cambia constantemente. Para mi película, intento seguir los movimientos de las mismas personas, para reflejar su viaje individual.

En concreto estás documentando la vida Phino, Kia y Bambino. 

Sí, son ellos. Pero incluso en lo que concierne solo a estos individuos, es realmente difícil seguir sus pasos durante un periodo largo de tiempo, porque todos son susceptibles de ser encarcelados y deportados. O de desaparecer.

¿Cómo son las condiciones de vida en estos campamentos? ¿En qué invierten su tiempo?

Las condiciones de vida son terribles y son incluso peores durante el invierno, porque hace frío y llueve mucho en esa región. La mayoría duerme a la intemperie, por lo que los meses de frío son especialmente duros. Así que conseguir comida y agua son los mayores desafíos con los que tienen que lidiar y la mayor parte del día se invierte en conseguir una de estas cosas, las necesidades más básicas. A veces intentan construir algo así como una tienda de campaña improvisada para protegerse de los elementos. Otras veces no construyen nada, porque no tienen los materiales o porque eso hace que sus campamentos sean más visibles y uno de sus mayores problemas es que la policía suele hacer incursiones en los campamentos.

¿Cómo consiguen esa comida? 

La mayoría de la gente que vive en los campamentos no trabaja, porque es muy difícil encontrar un empleo en esas condiciones, por eso muchos de ellos escarban en la basura. Hay grandes mercados a lo largo de la ciudad y ellos saben el lugar exacto y el día en el que se organizan, así que van allí y encuentran alimentos entre los desechos después de que el mercado cierre. También algunos mendigan en la calle y usan ese dinero para conseguir cosas que no pueden encontrar normalmente en el mercado, como arroz o sal. Pero en cualquier caso, la comida es escasa y todo el mundo está siempre sufriendo el hambre.


Isabella Alexander durante una de sus visitas en uno de los campamentos fronterizos. Foto: cedida.

¿Cuál es su estado de ánimo? ¿Cómo se sienten psicológicamente?

Es una mezcla… La gente consigue mantenerse aferrada a la esperanza de que en algún momento conseguirán salir de allí y llegar hasta Europa. Creo que el aferrarse a esa esperanza es lo que les hace soportar el largo periodo de tiempo que pasan allí. Hay esperanzas enormes y poco realistas sobre lo que encontrarán al llegar a Europa. Como sabes, el hecho de llegar a España no significa necesariamente que de repente tu vida ya es genial, pero ellos parece que se aferran a esa idea de que con el tiempo conseguirán escapar y que encontrarán algo al otro lado, mucho mejor de lo que tienen. Y creo que este pensamiento se da por un par de razones: se trata de una herramienta psicológica que todos tenemos cuando se nos pone en una situación terrible, en la que tenemos que crear alguna forma de posible escapatoria, y necesitamos creer que en efecto nos espera algo mejor al otro lado. Mucha gente, además, no tiene opciones de volver a su hogar, porque han dejado su comunidad devastada por la guerra o no tienen más familia en casa, por lo que volver atrás no es una opción. Hay otros que han recibido el apoyo de sus familias y comunidades para emprender este viaje, lo que supone que tuvieron que reunir muchos recursos y dinero para que pudieran empezar el trayecto , porque ya de por sí el viaje a Marruecos es caro. Para estas personas tampoco existe la posibilidad de volver con las manos vacías, tienen que seguir intentándolo hasta que lo consigan, porque sería una vergüenza demasiado grande volver a casa sin la posibilidad de devolver los sacrificios que su comunidad ha hecho por ellos.

Y en particular, ¿cómo les va a a las tres personas sobre las que estás grabando el documental, Phino, Kia y Babino?

Están en una situación muy complicada ahora mismo. No puedo revelar detalles en concreto porque pondría en peligro este proyecto.

¿Pero están bien?

Bambino está en un centro de detención para jóvenes en Melilla, lo cual es muy duro. Ya lleva allí más de un año.

Muy triste…

Y Phino está en el campamento, ahora mismo, en las afueras de Melilla, intentando cruzar. Kia está de vuelta en Mali. Su marido murió y ella está ahora mismo allí de nuevo con sus hijos.

¿Murió en Mali o intentando entrar en Europa?

Estaba intentando cruzar desde Marruecos a España y fue atrapado y puesto en un centro de detención en Marruecos y murió allí, en el centro de detención.

Es horrible, una situación muy triste. Tengo entendido que Phino lleva ya quince años intentando entrar en Europa, ¿es cierto?

Sí, es el que más tiempo lleva en Marruecos.

Ya no conoce otra forma de vida…

Sí. Solía tener un buen trabajo en Rabat, era uno de los pocos que había conseguido encontrar trabajo allí, en un hotel de la zona, pero ha perdido el trabajo porque alguien delató a los dueños del hotel y despidieron a todos los inmigrantes que estaban trabajando allí, así que ahora está de nuevo en el campamento. Y de hecho acaba de recibir una paliza muy dura hace solo un par de semanas, cuando la policía entró en el campamento. Tiene la pierna izquierda rota y ahora está intentando volver a estar lo suficientemente fuerte para volver a intentar otro cruce de la frontera. Me ha dicho que muchos de los chicos intentan trepar la valla, pero él dice que ya es mayor para eso y cada vez es todo más complicado para él.


Isabella Alexander con algunos jóvenes del campamento fronterizo. Foto: cedida.

¿Cómo podemos ayudarte a sacar a la luz estas historias?

Además de grabar, también estoy reuniendo los fondos necesarios para terminar la fase de producción del documental, y estoy cerca de conseguir mi objetivo. Es posible unirse a la comunidad de personas que apoyan esta grabación y que han hecho posible que yo haya llegado hasta este punto gracias a una pequeña donación. Después de tres años de trabajo, estoy muy cerca de sacar a la luz la historia jamás contada de los inmigrantes de África y la crisis de los refugiados. Cada pequeña donación supone una gran diferencia. Se puede donar directamente en esta página: https://www.smallworldfilms.org/donate.html

Autor: Nacho Urquijo

Conoce más sobre el proyecto de Isabella Alexander:
https://www.isabella-alexander.com/
https://www.instagram.com/smallworldfilms/

Publicado originalmente el 12 de junio de 2018

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