Por Natividad Gálvez
Antes de haber pisado nunca suelo belga me puse a buscar colegio para mis niños en Bruselas ¡Menuda encomienda! ¿Por dónde empezar?. Tenía que buscar plaza para 5º y 3º de primaria.
No conocíamos a nadie en nuestra situación en Bruselas. En ese momento son muchas las dudas, así que grandes hubieron de ser las respuestas. Nuestro cole en Sevilla, con sus defectos y virtudes, defiende un modelo multicultural y abierto. Queríamos buscar algo parecido en Bruselas (aunque eso ya lo tienes nada más andar por la calle): educación pública, laica aunque respetuosa con la pluralidad religiosa, con experiencia en la integración lingüística de niños no francófonos, y con ambiente agradable y cercano. Para qué negaros que busqué estadísticas y ranking.- todos los padres lo hacemos.- soñábamos con multiplicar exponencialmente las posibilidades de nuestros hijos y sus opciones ante la vida; porque, qué duda cabe, entre gente normal de clase media como nosotros, la educación y sólo la educación te permite hacer cosas increíbles con tu vida. Ese fue el momento en el que vi la primera oportunidad de nuestro cambio.
Con la cabeza llena de pajaritos e imaginando super colegios ideales me senté delante del ordenador. ¡Bendito internet!. A los dos días (días que intento ahorraros a vosotros) me di cuenta de que debía ir olvidando esa bonita idea de encontrar el “botoncito” en el que te darían la información sobre todos los colegios, plazas disponibles, fechas de inscripción y documentación a preparar. ¡Primer chasco!. Si alguien encontró ese camino que lo diga, porque el mío fue muchíiiiiisimo más artesanal, y como siempre, con un poco de sentido común, haciéndome una herramienta en el Google maps y utilizando el viejo método de información y descarte, me puse a buscar la aguja en el pajar.
Primero centrarnos y ubicarnos.
En este momento lo único que teníamos era: “un – trabajo – en – Bruselas”. Ni teníamos casa, ni teníamos cole, ni teníamos barrio, ni perrito que nos ladrase. Fue entonces cuando descubrí que Bruselas, antes de ser Bruselas, era un conjunto de pueblos “villages” que terminaron uniéndose y llamándose “Comunas”. Bruselas consta de 19 comunas, cada una con su alcalde “bourgomestre”, sus normas y sus colegios comunales. Así pues, empecé por hacerme un “favoritos” “marcadores” o como queráis, en mi menú de internet para fijar ahí los coles de cuatro de las 19 comunas:
Ixelles, Etterbeek, Bruxelles y Voluwe Saint Lambert (esta última porque nos habían recomendado un colegio, que terminamos descartando).
Una vez vives en la ciudad te das cuenta de que hay más comunas interesantes, como Schaerbeek y Bois frost, o ciertas partes de Saint Gilles. Esto sí que es cuestión de gustos. Pero lo importante es acotar, porque si no es la locura.
Colegios Europeos. ¿Al alcance de todo el mundo?
Sé que habréis pensado: “a mí me han contado que existen colegios internacionales en los que puedes estudiar en español”. Aparte de los colegios privados, descartados ya de antemano, en un primerísimo momento acariciamos el sueño de que nuestros hijos pudiesen estudiar en uno de los dos Colegios Europeos con sección española: Ixelles y Uccle. No obstante, tras enviar varios e_mail nos enteramos de que es prácticamente imposible acceder a uno de estos centros si no eres funcionario o trabajador directo de una de las Instituciones de la UE o de la OTAN, y aunque mi marido tiene allí su puesto de trabajo no tiene ninguno de esos dos status. Y tampoco era una posibilidad el pagar una cantidad astronómica al año, porque de haberla tenido no hubiésemos emigrado a Bélgica.
Francés versus neerlandés.
Mis hijos tendrían que hacer la inmersión linguistica de zambullón y sin anestesia, pero no quedaba ahí la cosa. Quizá vosotros, como nos pasó a nosotros, no sepáis que la pequeña Bélgica es un país totalmente bilingüe. Existen dos idiomas oficiales y tres comunidades lingüísticas (francesa, flamenca y alemana) en las que recaen las competencias de los centros educativos. A efectos prácticos quiere decir que tanto colegios públicos como privados, imparten su educación en uno de estos idiomas (fundamentalmente francés y neerlandés) y tienen como único segundo idioma al otro. Es decir, en los colegios comunales no se imparten clases de idiomas, por ejemplo de inglés o español, hasta secundaria. Así pues, si eliges un colegio francófono la segunda lengua empieza en tercero de primaria (no antes) y es el neerlandés. Y supongo que si matriculas a tu hijo en un colegio neerlandófono ocurrirá al contrario. ¡Segundo chasco!
Todo esto era el mes de Abril y mi marido ya venía a vivir a Bruselas en Mayo, así que durante las dos semanas de antes hicimos lo siguiente:
1.- Nos fabricamos un mapa compartido en Google maps.
2.- Buscamos la dirección de cada colegio en las Web de cada Comuna y los situamos en el mapa. Aquellos que tenían programa de adaptación bilingüe para no francófonos o algún plus de ese tipo los priorizábamos en otro color.
3.-Empezamos a contactar con los colegios seleccionados.
Porque…. «¡flipa en colores!”… Tienes que contactar con cada colegio, uno a uno, y preguntar si tienen plazas. Escribimos a un total de 25 colegios y llamamos por teléfono a cuatro o cinco.
El punto de partida era bueno, ya que nos habían dicho que la calidad de la eneñanza pública en Bruselas es estupenda, y que cogiésemos plaza de inmediato en aquellos centros en los que nos admitieran. Nos informamos en varias páginas de españoles que viven en el extranjero, www.spaniards.es, http://www.spaniards.es/foros/2009/02/01/bruselasdilema-escolarizacion, http://www.spaniards.es/foros/2012/08/08/colegio-en-espanol-en-bruselas, http://www.hispagenda.com/secciones/vivir-en-belgica/educacion-trabajo.html. Y algunos amigos de amigos, que nos proporcionaron información. Además, según el informe Pisa la educación en Bélgica está muy por encima de la media de la OCDE y de la UE. Así que esa fue nuestra consigna y así lo hicimos.
Nuestra experiencia, una vez vives aquí y ves su funcionamiento, es que tienen cosas buenísimas con las que nos quedamos; pero que (como se suele decir) “en todos sitios cuecen habas”.
Por último. Nos fuimos a verlos.
De entre los que nos contestaron, que fueron un 95% o más.- Ya sabeis “la politesse belga” (la cortesía).- solo 8 tenían plazas. Seleccionamos 4 y concertamos una cita para ir a visitarlos. Sí. ¡Hay que verlos! No puedes enviar a tus hijos a un cole sin verlo, hablar con el director o la directora y ver el barrio. Ten en cuenta que es donde vas a organizar tu vida. Es importantísimo.
Tan importante, que nos llevamos dos días enteros visitándolos, y finalmente el elegido lo vimos dos veces. Asistimos primero a una sesión informativa grupal con su director, y a la mañana siguiente concertamos una cita a solas con él. Vimos las clases, el comedor y su cocina, el gimnasio, y el patio. Conocimos al posible profesor de mi hijo mayor. El director nos habló de los gastos de comedor, de excursiones, de las horas de estudio y de los horarios. Y dejó muy claro que las normas del cole estaban para seguirlas y si no iban contigo mejor buscar otro cole.- pero esto dará para otra entrada interesantísima, en la que explicaré todo esto, las asignaturas y la organización del tiempo.
Finalmente hicimos la preinscripción: Últimas calificaciones, fotocopia de los DNI de los niños y los nuestros, fotocopia de las cartillas de vacunación, y una carta de la directora de su cole actual que afirmaba que los niños habían seguido el curso regularmente (el absentismo escolar en Bruselas se sigue a rajatabla. Al tercer día de absentismo te mandan a la policía a casa). Y por último, te piden un papel que se llama “Composition de menage”, que si aún no tienes, lo tendrás que hacer y entregarlo la primera semana de curso. En él se certifica que tus hijos efectivamente viven contigo en tu domicilio, y que también la policía viene a verificar a la semana siguiente de solicitarlo en la Casa de tu Comuna.
Eso fue todo. ¡¡¡Ya teníamos colegio!!!. Allí y ahora, nos tocó separarnos. Yo para Sevilla y él no. Él allí, con su paraguas negro bajo la lluvia y yo no. Yo dentro de un autobús camino al aeropuerto de Charleroi. Ahora nos tocaría buscar piso.
Fueron momentos de miedos y dudas. El tema de la lengua nos preocupaba, lo que más. Dos niños que van a entrar a un colegio en el que nadie habla su idioma. Desde las 8.20h hasta las 15.30h van a tener que estudiar, comer e interactuar con personas francófonas y de 24 nacionalidades más. Con sus culturas, con sus costumbres, con sus religiones, con sus normas…..
Pero os diré una cosa. Para mí, personalmente, fue casi lo más angustioso, hasta justo el primer día de clase. Me preocupe, me animé, me asusté, vi el colegio por fuera una y mil veces durante ese mes de Agosto. Y el 1 de Septiembre, cuando los dejamos allí, en su fila, con sus mochilas colgadas y cerraron la verja delante de mis narices no sabía qué agujero buscar para esconderme ante sus dos inolvidables miradas. Después de ese día transcurrieron meses apasionantes y los momentos más gratificantes de nuestro cambio de vida. No tendré una oportunidad igual de aprender aprendiendo, juntos los tres. No la cambiaría por ninguna otra experiencia en estos momentos. Y por eso creo que puedo afirmar que buscar colegio es algo tan importante como intrascendente. Si los padres están ahí apoyando en todo el proceso, todo va a salir bien. Así que no sufráis, relajaos y disfrutad. LOS NIÑOS SON INCREÍBLES
[…] inglés en todo lo relacionado con las Instituciones Europeas. ¿He dicho afortunadamente?… ¿Francés? ¿Neerlandés? ¿Inglés? La cosa se va […]
Estoy pensando en eso, dos hijos, menos sueldo, pero queremos crecer… Mil gracias por el blog !